lunes, 8 de febrero de 2010

La respiración del alma


El mundo de hoy tiene muchas situaciones en las cuales tenemos que vivir al día, con prisas, actividad tras actividad, preocupación tras preocupación, tenemos un horario completo las 24 horas del día y una agenda llena de miles de compromisos, queremos resolver nuestros problemas lo más pronto posible y nos olvidamos de lo más esencial, nos olvidamos de dejar que nuestra alma pueda respirar, nos olvidamos de hacer oración.


La oración es la respiración del alma, porque es la que la llena de vida, la oración activa la presencia de Dios en nosotros (Gracia Santificante), por medio de ésta nos comunicamos con el único que le da sentido a nuestra vida y desgraciadamente es lo que menos hacemos los seres humanos hoy en día. Tenemos tiempo para todo, el trabajo, la escuela, la familia (a veces), los amigos, dormir, el facebook, etc. y no tenemos tiempo para Dios. Podemos pasar horas perdiendo el tiempo en Internet, pero no podemos comunicarnos con Dios ni quince minutos diarios.


Incluso vemos gente de grupos apostólicos que se pasan horas y horas en juntas y en planeaciones y actividades pero que también se olvidan de lo más importante: estar en la presencia de Dios y llenarse de el, ignorando que sin la fuerza que da la oración su apostolado de poco o nada servirá.


La oración es sencillamente entablar una comunicación con Dios, es un diálogo con El, no hay fórmulas específicas o una regla estricta que seguir, simplemente es hablarle a Dios y escucharle. No es malo rezar fórmulas ya establecidas como todas las oraciónes que conocemos, pero tampoco debemos olvidarnos de simplemente platicar con nuestro Dios, ya que solamente así podremos escuchar lo que El nos pide en cada día. Un hombre sin oración es un hombre vacío porque no se llena de aquello que más anhela su alma: su Creador.


Por medio de la oración podemos pedir, interceder, dar gracias y alabar. Lo más sublime que podemos hacer en una oración es reconocer a Dios como Dios, saber lo necesario que es para nosotros y entonces poder contemplarlo, contemplar a Dios es perdernos en su amor, simple y sencillamente amarlo y sentir que El nos ama. La mejor oración y la más completa es la Santa Misa.


Muchas veces nos quejamos de nuestros problemas cuando ni siquiera los hemos puesto en manos de Dios, nosotros podemos hacer mucho para solucionarlos, pero si no los ponemos en manos de Dios por medio de la oración, será mucho más difícil recobrar la calma, por medio de la oración podremos solucionar nuestros problemas más fácilmente o cuando menos verlos con otros ojos. No nos olvidemos de darle a Dios el lugar que se merece en nuestra vida, nosotros somos necesitados de El, a El no le perjudica que lo olvidemos, a nosotros es a los que nos perjudica olvidarlo.


Haz oración cada día y verás cómo tu vida va cobrando un nuevo sentido y cómo Dios te habla y actúa en ti y a través de ti.